Estilo minimalista: cuando menos es más
Conocido por sus ambientes sobrios en los que menos es más, el estilo minimalista cada vez tiene más adeptos en todo el mundo, ya que contraviene el consumismo exacerbado de la sociedad actual. Puesto que favorece la sencillez y la funcionalidad, se erige en un estilo de vida que contrasta con las rutinas y el estrés del día a día. Le presentamos algunas de las principales características de este estilo, que surgió en Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial.
Iluminación natural y colores
En este estilo, la luz natural desempeña un papel fundamental. La luz entra por las ventanas, que se suelen vestir con cortinas finas o traslúcidas, o incluso sin nada, y conceden ligereza al espacio. La iluminación artificial, es decir, lámparas de mesa, pared o techo, es prescindible, ya que ocupa espacio y asume protagonismo. Es preferible optar por focos encastrables con intensidad regulable.
Es precisamente la luz natural la que hace destacar aún más los tonos claros y neutros, tan apreciados en este estilo decorativo. Además del blanco, el beige, el gris y, a veces, el negro, el azul y el verde también integran la paleta de colores. Se evitan los tonos fuertes, ya que generan cierto «ruido» visual.
Otros detalles decorativos
En este estilo, la decoración representa un gran desafío, ya que no es fácil conseguir un ambiente cómodo y funcional utilizando pocos elementos. Por ello, es preferible apostar por la calidad en detrimento de la cantidad. Los espacios se decoran de forma que tengan lo esencial, sin perder de vista la utilidad de cada objeto. El objetivo es, por tanto, alcanzar un equilibrio estético en espacios cuidadosamente decorados, aliando la estética a la funcionalidad.
Los muebles se caracterizan por tener líneas sencillas, estrechas, casi siempre rectas y un estilo muy limpio. Para evitar el uso de tiradores en cajones y puertas, se utilizan los sistemas de apertura a presión y las puertas correderas. Se intenta evitar el uso de estanterías y, cuando las hay, no tienen muchos elementos decorativos.
Además de la madera, en suelos, accesorios y encimeras se utilizan mucho otros materiales, como el cristal, el acero inoxidable, la piel, el granito y el mármol. Los textiles, lisos y de colores suaves, se reservan para las habitaciones y los cuartos de baño. Por su parte, las paredes están poco vestidas, con pocos cuadros o marcos, ambos objetos decorativos destacados en este estilo.
El estilo minimalista tiene características muy propias, como la supremacía de la calidad frente a la cantidad y la aplicación obligatoria de la regla «menos es más». La decoración se reduce a lo esencial y concede prioridad a la amplitud, el vacío y la fluidez del espacio, lo que contrasta con otros estilos decorativos.
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